El campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra" Rodolfo Walsh

sábado, 13 de febrero de 2010

Por La Reforma

Reforma política
Por Eduardo Visco*

Ante el voraz avance de una oposición sin ideas y decidida a debilitar la gestión de Cristina Kirchner, por el solo objetivo de posesionarse con miras al 2011, es importante observar, el vació de propuestas y el grado de verdadera “crispación” en sus filas, en las que a está altura existen grandes diferencias , lo que muestra sus miserias e imposibilidad de ejercer una oposición responsable que en el parlamento sirva de control y aporte a la construcción de un país que a dado cabalmente signos de recuperación.

Aquí nos podemos detener a reflexionar, si existe alguna posibilidad que se pueda conformar una alianza opositora que permita sumar a lo mucho ya hecho.

La reforma política es un viejo anhelo de los argentinos, no obstante son muchas las voces que se alzan contra la reforma con infantiles argumentos de que beneficiaria el bipartidismo.

La reforma política por el contrario obligara a todas las fuerzas progresistas hoy dispersas a conformarse en un bloque de ideas y conceptos que permitirán tener mayor representatividad parlamentaria y popular.

Para entender esto deberemos aceptar, despojándos del egocentrismo que caracteriza a cada uno de los dirigentes que representan a partidos políticos que en la historia nunca han superado el 1% en un acto electoral.

Esta realidad, concreta y fácilmente comprobable, nada tiene que ver con sus intenciones y compromiso en el campo popular, ya que en la actualidad y desde sus pequeños bloques son los que más activamente colaboran para la promulgación de leyes en beneficio concreto del pueblo y de la nación.

También tenemos que ver con objetividad la realidad histórica de nuestro País en materia electoral.

Desde la promulgación de la ley “Sáenz Peña” radicales y peronistas fueron quienes dominaron y controlaron el quehacer electoral y político.

Aun así debieron soportar los constantes ataques a procesos democráticos desde aquel primer golpe militar en manos del gral. Uriburo, derrocando a Hipólito Irigoyen.

Es más desde la “Declaración de la Independencia en 1816 y hasta la conformación de la Corte Suprema de Justicia el país vivió bajo el, despotismo, y la anarquía institucional a pesar de regir desde 1860 la Constitución.

Bajo el signo del fraude electoral se transferían el poder político, durante más de cinco décadas, siendo la Democracia formal existente y funcional a intereses del campo dominante.

Desde aquel 12 de febrero de 1912 comienza una etapa distinta con reformulaciones de un estado en camino a la plena democracia, etapa que no dura mucho ya que como dijimos en 1930 interrumpe este proceso de cambio el Gral. Uriburo.

Una de las herramientas que los golpistas consideraban imprescindibles era tener el control sobre la “Corte Suprema de Justicia” y salvo honrosas excepciones, en el caso de Perón que impulsa un juicio político a los ministros de la corte logrando la remoción, hecho que acontece por 1949, a partir de la “Revolución Asesina” llamada libertadora, todos los presidentes golpistas, democráticos, militares o civiles tuvieron directa participación para controlar la “Corte Suprema de Justicia”.

Es bueno recordar el emblemático hecho con la llegada de la democracia al gobierno en la figura del Dr. Raúl Alfonsin (1983) quien se encarga personalmente de nombrar a los jueces de la Corte en su totalidad y aún entre los jueces nombrados esta su amigo personal y abogado.

Que podríamos decir, durante el gobierno del Dr. Carlos Saúl Menem, incluido pacto de olivos de por medio, a todas luces la imparcialidad y obsecuencia de los miembros de la corte era totalmente impune.

A partir del 25 de Mayo del 2003, comienza la transformación del orden político y jurídico con la asunción del Dr. Néstor Kirchner quien mediante decreto reglamenta que la elección de jueces para conformar la “Corte Suprema de Justicia” se designe sin intervención del presidente de la Republica, generando mecanismos que garanticen la independencia de poderes realmente, dentro de esos mecanismos se estipulaba que cualquier ciudadano podía impugnar la designación del juez siempre y cuando estuviera debidamente argumentada, como así mismo tener en cuenta la especialidad, y procedencia de los mismos.

Con estos mecanismos accedemos a la actual “Corte” presidida por el Dr. Zaffaroni y un dato muy importante para destacar es, la absoluta falta de relación personal ni política de estos miembros con el, por entonces presidente, Dr. Néstor Kirchner.

Este relato de la historia argentina, con sus ignomias, intervencionismos en los poderes independientes, golpes de estado militares y/o económicos, nos deben servir a los argentinos para pensar seriamente cuan importante es la conformación de un verdadero frente progresista, hecho que propicia indirectamente la propuesta “Reforma Política”.

Los partido tradicionales en la argentina, Radicalismo y Peronismo por si solos no pueden gobernar un pueblo imbuido de justicia que le ha sido negada durante décadas, que le ha costado 30.000 desaparecidos de distintas fuerzas políticas y signos ideológicos, en un mundo donde la “Revolución informática” juega un importantísimo papel, el que puede ser de formar ideas para la construcción de un fragmentado ejido social, o la desinformación, con el objetivo de volver a épocas pasadas.

La reforma política nos obliga a replantearnos las existentes relaciones de poder y la existencia como tal del Peronismo, Movimiento que durante las ultimas décadas del pasado siglo y ya entrado el siglo XXI a sido de una u otra forma el eje del accionar político y social de argentina y es más con gran influencia en América Latina.

El peronismo desdibujo su condición de “Movimiento” y no advirtió la fuerte influencia que ha impuesto el pueblo para la toma de desiciones a la hora de votar y promulgar leyes.

Esto hizo que el peronismo se conformara en su estructura dirigencial con un vasto panorama ideológico llevándolo a contradicciones y enfrentamientos.

Como consecuencia lógica de este desgaste y especialmente desde la muerte de su líder y conductor el Gral. Perón , quien era capas de aglutinar y convocar a todos los sectores para interpretar sus ideas y llevarlas al terreno de los hechos, lo que posibilito un fuerte lazo de unión especialmente con los más necesitados que hicieron del Peronismo “Un sentimiento”.

En el moderno esquema político, no solamente en nuestro país, internacionalmente se necesita una oposición, participativa que controle el accionar de la fuerza gobernante, pero por sobre todas las cosas, esa oposición deberá asumir el fuerte compromiso en la búsqueda del “Bien común”.

En definitiva la reformulación de la política en argentina requiere de renunciamientos y hechos de grandeza como el reconocimiento que tanto el partido Radical y muy especialmente el Peronismo han sufrido un desgaste natural que para nada desvaloriza su historia y su vigencia.

Seria bueno que como ciudadanos repensemos la necesidad de conformar partidos más fuertes integrados transversalmente por distintas fuerzas políticas, definiendo la actual confusión de “Centro Izquierda” o “Centro Derecha”, dado que estas definiciones en definitiva responden a intereses personales que se reacomodan de acuerdo a los vientos.

Creo innecesario citar nombres y ejemplos que en la política y dirigencia argentina abundan, hoy enquistados en viejas y caducas ideas que les causan un indefinido terror a perder su pobre y miserable lugar de dirigente, presisamente estos son los que se oponen a “La reforma política”.

*Periodista y escritor
Conductor “Debate Abierto”

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